Según McGovern & Hartung (1997) existen varias hipótesis sobre cómo habría sido descubierta la vinificación. Incluso, fácilmente se puede imaginar varios escenarios en los cuales el ser humano pudo haber experimentado casualmente una vinificación natural de la uva. Por ejemplo, podemos imaginar un grupo de humanos primitivos recogiendo frutos silvestres en una cuenca con densa vegetación. Ellos se sienten atraídos por las bayas coloridas y brillantes que cuelgan en grandes racimos de las ramas de la vid, posteriormente, quedan seducidos por el sabor ácido-dulce de las uvas. Entonces recogen tantas uvas como les sea posible, tal vez en un recipiente hecho con un animal cazado o incluso en un tosco contenedor de madera. Algunas uvas se rompen y exudan su jugo bajo el peso acumulado de la fruta. Mientras las uvas son gradualmente consumidas después del siguiente día o el siguiente, el jugo se fermenta, debido a la levadura natural que crece en la piel de la fruta, volviéndose un vino de bajo contenido alcohólico. Alcanzando el fondo del recipiente, nuestro humano primitivo prueba la preparación y se sorprende agradablemente por la aromática y suavemente bebida intoxicante. Luego, otros intentos por exprimir y probar la bebida podrían haberse realizado.
De todos modos, el mayor obstáculo para sostener esta "hipótesis Paleolítica" es la improbabilidad de poder encontrar un recipiente preservado con material orgánico intacto o microorganismos que puedan ser identificados como exclusivamente destinados a elaboración de vino. (McGovern & Hartung, 1997).
Rivard (2009) afirma que la descripción escrita más antigua esta en el Antiguo Testamento de la Biblia, en la cual se dice que Noé plantó una viña e hizo vino.
Hay incluso evidencia más abundante de elaboración de vino en Sameria y Egipto en el tercer milenio antes de Cristo. En Egipto, el vino jugó un significante rol en la vida ceremonial, existen escenas de vinificación en las paredes de tumbas (Rivard, 2009).
McGovern & Hartung (1997) añade que, si deseamos explicar el surgimiento de la vinicultura como una actividad humana intencional y no casual, un mejor escenario nos ofrece el período Neolítico (8500 a 4500 años a.C.) el cual es el primer momento en el cual se reúnen factores importantes que pudieron favorecer la elaboración premeditada de la vinificación de la uva.
En este período, las comunidades humanas en el antiguo Egipto y Cercano Oriente se establecieron en asentamientos, con lo cual se pudieron realizar las primeras domesticaciones de plantas y animales. De forma que desarrollaron técnicas de procesamiento de alimentos como fermentaciones, remojo, hervido y condimentación. A la par se desarrollaron mejores formas para almacenar los alimentos: vasijas de arcilla, que fueron fácilmente moldeables y, al calentarse se volverían casi indestructibles. Hay que mencionar incluso que estos utensilios además significaron un gran legado para la arqueología moderna.
De esta forma es como se descubrió, en Hajji Firuz Tepe, donde actualmente se encuentra Irán, un jarro con una capacidad de 9 litros, el cual en el interior contenía un residuo amarillento el cual, luego de análisis se determinó que era vino y data, aproximadamente, del año 5400 a.C. (McGovern & Hartung, 1997).
Además, para Rivard (2009) el "amanecer del vino" en Europa fue contribución de los griegos, quienes difundieron el arte de la viticultura y la vinificación durante los tiempos de la antigua Grecia y Roma. Culturas las cuales de sobra conocemos cómo esta gloriosa bebida hubo influenciado sus culturas y que, además, ha influenciado de sobra asimismo a la nuestra.
Referencias:
McGovern, P. E., & Hartung, U. (1997). The Beginnings of Winemaking and Viniculture in the Ancient Near East and Egypt: Academic Search Complete.
Rivard, D. (2009). The Ultimate Fruit Winemaker's Guide: The Complete Reference Manual for All Winemakers: Bacchus Enterprises Ltd.